Un hombre entrenado para dar saltos largos, lograba alcanzar una distancia de más de 15 pies de distancia en tierra firme, y en cada intento nunca daba un salto menor.
Un día el productor de un programa de televisión que lo estaba observando, le hace una oferta para saltar de un edificio a otro.
Los edificios estaban separados por apenas 13 pies de distancia (dos menos de lo que él saltaba), pero el atleta tiene que saltar sobre un abismo de treinta metros de profundidad. El temor de saber que se mataría si no lograba salvar esa distancia le impide arriesgarse, aún sabiendo que él podía saltar mucho más lejos.
Ante ésta vergonzosa situación se retira, y la frustración que le provoca este drama le impide volver a saltar.